Mi SOTY: Deus Ex: Human Revolution


Resucitar a un muerto es algo complicado, demasiado. No solo porque corremos el riesgo de crear un Frankestein que aunque con buen corazón no sea aceptado por el público, sino porque el mercado de videojuego se ha vuelto un sector tan exigente que no se permite la más mínima cagada. Y ahí es donde Deus Ex: Human Revolution entra en escena. Un juego gigante, tremendo, brillante, para mí lo mejor del año.
Es oír la genial banda sonora compuesta por Michael McCann y se me eriza el pelo (oídla mientras leéis), porque este Ícaro no se ha acercado demasiado al sol. No, el hijo de Dédalo que nos ha engendrado Square-Enix Montreal es un digno sucesor de sus padres, pero como todo vástago enfoca el mundo de manera diferente. Nos encontramos en un 2027 diferente, un tiempo de cambio, de revolución. Un momento en la raza humana ha de decidir que senda ha tomar en su relación con la tecnología. Un debate de ahora, un debate de siempre. Aplicable también al mundo del videojuego, ¿hasta que punto queremos llegar? y lo que es más importante: ¿cómo?
Lo atroz a veces es... Precioso.
La respuesta Canadiense es clara, desde el trabajo bien hecho, desde el respeto a sus orígenes, tomando lo mejor del pasado, analizándolo y acoplándolo a nuestra nueva perspectiva. Porque Deus Ex: Human Revolution es una fusión de muchos conceptos jugables desarrollados por otros visionarios. Es un juego que combina parte del mejor sigilo de Metal Gear, con el lenguaje cinematográfico de Mass Effect, y un desarrollo enrevesado rolero propio de Alpha Protocol. Pero todo bañado en oro, en tonos dorados. No nos encontramos en un juego puntero en su mecánica, sino que nos encontramos ante una síntesis de algunos de los grandes juegos de esta generación. Y ese es un gran mérito. Conseguir una experiencia lo más completa posible, en la que el jugador se encuentre colmado en sus expectativas. 

Y no solo jugando tenemos esta sensación, sino que el juego se encarga de demostrar a las claras que quiere hacer un buen uso de nuestro tiempo. Siempre hay algo que hacer, alguna trama oscura. Nunca hay descanso para Adam Jansen. Nunca. Su venganza ha comenzado, y hay que levantar el velo de la ignorancia que rodea la muerte de su amada. Y lo que es peor, que la vida de Adam ahora no es suya, no desde que se despertó convertido en más máquina que hombre. ¿Mejor o peor? A esa pregunta solo podemos contestarla nosotros mientras paseamos por las destrozadas las calles de Detroit, o en los suburbios de Shangai o la preciosa Montreal. El nuevo renacimiento humano esta en marcha, con sus pros y sus contras, lleno de armas, fuego, energía y muchos intereses ocultos.
Escondiéndose del ROBOT.
Secretos que pululan por delante de nuestras lentes a la espera de ser descubiertos. Ya sea por nuestras acciones como omisiones, por nuestro parecer o por nuestro don de palabra. Encarnar a Adam Jansen es mucho más que disfrutar fumando y bebiendo whisky on the rocks. Es comprender el excelentemente diseñado mundo que nos rodea, nuestras obligaciones y cargas. Saber que tras cada muerte se pierde un poquito de lo que somos, que nos acercamos más a la máquina que tal vez quieren que seamos. Conspiración, paranoia, la esencia de Deus Ex, de quien mueve los hilos a kilómetros de distancia. Y no solo nos interesa saber quién, sino el porqué.

Adam Jansen es un Sherlock moderno, buscando los retazos de verdad que hay tras la maraña. Porque Human Revolution no solo nos intriga con la historia de Jansen, con su periplo entre disparos, cyborgs y ciencia; sino que nos habla de la misma esencia del hombre. ¿Hasta dónde queremos llegar? ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Hasta que punto se es más robot que persona? A estas preguntas contesta el juego, con un final glorioso, que me dejó pegado a la silla contemplando como el mundo se me venía encima. Comprendiendo que el videojuego ha dejado de ser un chiquillada para matar el rato y que si se hace con gusto, con conocimiento, nos podemos encontrar ante pura poesía. Arte con mayúsculas, algo inolvidable. Seamos justos, Skyrim hace que te evadas, SR3 te divierte, con Minecraft desatas tu imaginación pero... Con Deus Ex aprendes, disfrutas, lloras, te irritas. Pataleas en cada infiltración fallada, te reconcomes deseando encontrar una nueva mejora que complete tus habilidades, buscas en cada esquina una entrada ventajosa, o un atajo, o uno de esos libros que han dejado tirados, pirateas ordenadores, viajas, metes canastas, debates, matas...
La preciosa Montreal.
Human Revolution es un juego iluminado, que trasciende mucho más que en su jugabilidad, que sus frenéticas fases de acción, en su enrevesada historia, en sus carismáticos personajes, en su música. Es un juego que, como a mí, te obsesiona. Con saber que pasará, si estaremos, llegado el final, a la altura. Una historia para vivirla, y que nunca fue tan bien contada.
Por razones como estas Adam patea a tipos mucho más musculosos... Skychissss...Ejem!

0 comentarios:

Publicar un comentario