Hace unos días uno de los figuras que ha pasado por ECL twitteo: “Resulta que Anthorion es el tío con gustos más irregulares en juegos que he conocido”. Al principio me quedé perplejo, buscando la puñalada que a buen seguro me ocultaba su característica ironía, pero al cabo de rato lo tuve que admitir. Anchoas, creo que tienes razón. Aunque no creo que mí manía por feedear con Shaco en el LoL tenga que ver con ello.
No pienso que mi gusto sea irregular, pero si puedo admitir que es algo rarito. No me gustan la mayoría de los AAA, y me veo disfrutando cada vez con menos juegos que para la mayoría son verdaderas vacas sagradas a las que yo, que no voy de hindú, pienso más en sacrificar que en adorar.
La razón es que no tengo un criterio fijo, si formado, pero para nada se acerca a un “a mí me gustan los FPS bélicos” o “a mí no me gustan los juegos de gestión”. Me gustan algunos FPS bélicos, y disfruto con algunos juegos de gestión. Sigo sin disfrutar del Call of Duty 5 y no acabo de disfrutar con el SimCity 3. Eso sí, salto de la silla jugando al Rainbow Six Vegas 2 y me enfrasco horas y horas jugando al Zeus: Maestro del Olimpo. Disfruté como un enano jugando al Portal y ahora me siento estafado con el Portal 2. A mí Red Faction: Guerrilla me parece un juegazo y Saints Row 2 patea el culo del GTA IV. Del mismo modo no me gusta ningún Resident Evil, puesto que si realmente quiero pasar miedo me pongo el Penumbra, si quiero matar zombies a gogó le daré al L4D2, si la cosa es sobrevivir me pongo el Killing Floor, y si estoy para resolver puzles me pongo cualquier aventura gráfica, eso sí, que no sea un refrito de TellTale.
Del mismo modo, no entiendo como de Crysis se ha dicho de todo, bueno y malo, y que para mí lo mejor sea la ambientación de una sola misión. Al tiempo que no soy capaz de verle carisma al Jefe Maestro, pese a considerar al primer juego de la saga Halo como el mejor shooter de ciencia ficción al que he jugado. Tampoco comparto la obsesión de ciertos jugadores de encumbrar al StarCraft II como el gran juego del año pasado, cuando para mí solo es un lavado de cara, pretencioso, de su primera versión. No me ha vuelto loco ningún Gears of War, más allá de la estética y el genial nivel de la ciudad en la oscuridad, para después aburrirme antes de la mitad. Y hay gente que me acusará de todo por soltar que ni Tekken ni Street Fighter me gustarán al lado de Super Smash Bross. Mejor no hablar de God of War…
Sé que no hablo, tal vez, de cosas que se pueden comparar, pero un juego no deja de ser como un color, tú dirás que es verde tu novia que es azul y que por supuesto no te queda nada bien. Aún así no creo que esté del todo mal. A fin de cuentas un juego, para mí, es un total en el que hay que sumar un montón de cosas, desde el precio a los requisitos, etc… Pero sobretodo hay que contar con lo que yo llamo “calidad”, el sentimiento de que ese juego es el mejor en ese momento, la sensación de que no hay, mientras lo juegas, uno mejor.
El que posea esto es, para mí, un juego en mayúsculas, ese que recordarás y rejugarás, ese con el que pasarás 40 horas junto con los colegas disfrutando de un multi genial. De este modo presento lo que espero que sea una serie de análisis y reanálisis de juegos que para mí no se han analizado como se merecían, para bien o para mal, y merecen una vuelta de tuerca más. Juegos que espero valorar desde otro enfoque más desenfadado en el que buscaré más la comparación y el acercamiento a los potenciales jugadores que a un análisis pormenorizado del juego. Para así poderos recomendar juegos que a buen seguro no os harán desperdiciar vuestro tiempo y dinero. Bienvenidos a: “Yo si puedo decir que he vivido”. Nos vemos cada quince días.
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